#likeagirl #likeaboy
Definitivamente, los estereotipos
no afectan de la misma manera a unos y a otras. Y es que, por la educación que
recibimos, los niños llegan a tener una fortaleza y una seguridad que de por sí
les viene dadas gracias a su entorno. El triunfo, el desarrollo de tu carrera
profesional y los halagos por ser “buen progenitor” no corresponden a las
niñas, pero sí a los niños. Por lo tanto, si partimos de una base educativa en
la que a cada sexo se le educa para ciertas materias y hacia determinados objetivos,
obviamente los estereotipos sociales no van a afectarles de la misma manera.
Desde mi lógica y mi comprensión
de la sociedad, solo concibo un cambio desde la EDUCACIÓN. Educación en
mayúsculas. No solo haciendo referencia a la que se ofrece en escuelas
infantiles, colegios, institutos o cualquier otro centro de educación formal.
Si no también teniendo en cuenta la educación no formal: campamentos urbanos o
de verano, cursos varios, actividades en museos y en asociaciones, etc.
Es muy necesario educar en “cómo
hacer uso de las redes sociales”, una tarea aún pendiente en la actualidad.
Y, por último, e imprescindible
es la educación dentro de la familia. La familia fue y sigue siendo el pilar
fundamental en la formación de esos niños y esas niñas que serán adultos en un
futuro. Muchas veces los mensajes sexistas son gestados en el propio entorno
familiar.
Por ello, es necesario formar en igualdad a
todo el entorno social, para evitar los estereotipos que han marcado a muchísimas
generaciones anteriores.
Como ejemplo quisiera poner el
caso de las tareas domésticas en el hogar que, aún hoy en día es una situación
que no ha cambiado del todo en las familias españolas. Tenemos el caso de una
hermana y un hermano, que van al colegio y reciben una educación “en igualdad”.
Sin embargo, en su casa, a pesar de que madre y padre trabajan fuera del hogar,
es la madre quien se encarga de la mayoría de las labores como: lavar,
planchar, cocinar, fregar los platos, cuidar de sus hijos, hablar con los
tutores, ir a hacer la compra y un sinfín de tareas más. Para los hermanos, la
situación que hay en su casa será algo “normal” y quizás, en un futuro,
reproduzcan esos papeles. Muchas veces, la niña será quien ayude a su madre a
ir a hacer recados mientras que al niño no se le exige
tanto como a su hermana.
Para mí este es un claro ejemplo
del estereotipo sexista clásico (uno de tantos), donde la mujer es y ha sido,
la encargada del mantenimiento de la familia, con el inri de que esas labores
tan necesarias para que una familia salga adelante, nunca han sido reconocidas por la sociedad.
Desde mi ámbito familiar llevo
luchando contra esto desde que soy consciente del trabajo extra que mi madre y mi
abuela han hecho, trabajo que siguen haciendo sin ser reconocido y donde, mi
padre y los hombres de la familia, no llegan a asimilar ni quieren cambiar lo
que ocurre. Es muy difícil que sean conscientes de estos roles de género, tanto
ellos como ellas. Yo lo he intentado cambiar a través de continuas conversaciones
a lo largo de muchos, muchos años. Sin embargo, nada se modifica.
Aun así, yo lo sigo intentando. No
solo en mi familia, sino también en mi grupo de amigxs y como docente.
Nunca es tarde para cambiar.
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